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Flores

Esparció la tierra nueva por la maceta con cuidado, como si intentase depositar cada partícula con delicadeza sobre las demás, y la mezcló con la tierra más seca con un pequeño rastrillo de mano, lentamente, dibujando figuras en arcos que entrelazaba entre sí. Arrodillado en el jardín bajo un sol deslumbrante sintió con satisfacción las gotas de sudor deslizarse por su piel, empapándole la camiseta. Apenas había permanecido unas semanas en el Reino de Hielo, pero su percepción del mundo exterior se había alterado sustancialmente. Notaba todo de forma más consciente, ya no dando por hecho lo que lo rodeaba como hasta hacía poco.

Retiró la planta de la maceta en la que la había comprado, cuyo tamaño se había vuelto demasiado escaso, y la colocó en el hueco que había abierto con las manos desnudas en la tierra para integrarla en su nuevo entorno. No le importó ensuciarse y, cuando el trabajo estuvo terminado, se sentó sobre sus piernas y observó distraídamente las partículas marrones y negras atrapadas entre sus uñas y la piel de los dedos.

Nunca había mostrado un interés en la horticultura semejante al de su hermana, le resultaba mucho más interesante el proceso de crecimiento de las otras plantas y árboles, de cuyo fruto obtendría más adelante alimento. No dejaba de fascinarle el hecho de que lo que era en realidad aquello creado para proteger la pervivencia de las semillas de las plantas era lo que precisamente él comía como fruta.

Lo que había comenzado como la forma de su madre de ponerlos a los dos en contacto con la naturaleza se había convertido en una afición que disfrutaba con constancia, día tras día, ampliando, modificando y experimentando con la esperanza de crear algo diferente, algo nuevo y mejor. La idea que llevaba días rondando por las profundidades de su confusa mente tomó de pronto una forma definida, perdiendo los bordes imprecisos que la habían llevado a diluirse con el caudaloso torrente de sus pensamientos.

Sin pensarlo demasiado se colocó una mano sobre el pecho y extrajo una flor en lo que había pensado que sería un proceso doloroso y la sostuvo como si se tratase del objeto más preciado que existía. Para él, en ese momento, lo era. Así como acababa de plantar unas flores con la esperanza de que creciesen y, en cierto momento, se reprodujesen, pensó si podría lograr lo mismo con aquella flor.