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Setenta y ocho años son demasiados años para estar esperando; es casi toda una vida, una de esas vidas que algunos tuvieron la suerte o desgracia de vivir. ¿Quién sabe? Quizá ni siquiera me hubiera gustado vivirla. Si todo hubiera sido distinto… Podría incluso haber acabado siendo uno de ellos. Lo he visto ocurrir en cientos de versiones de mi vida; en muchas de ellas aún soy la víctima, pero en otras juego a ser lo contrario. Es mejor no pensarlo… el tiempo pasa mucho más despacio cuando piensas, y al fin y al cabo, siempre hay tantas cosas en las que pensar, tantas posibilidades, tantas opciones… Envidio tanto a quienes dicen que las oportunidades no existen… No entienden nada… No comprenden que el problema con las oportunidades es que son infinitas, demasiado infinitas diría yo…

“No puedes decir que algo es demasiado infinito, ya que el infinito no puede acotarse” Dice una voz familiar y a la vez desconocida, arrogante y tímida; es la voz que lleva esperando durante todos estos años, la voz que lo despierta, la voz que le devuelve su cuerpo.

Y justo después llega un golpe brutal que le recuerda lo que duele vivir, un cruel eco del siglo pasado. Francesc sabía que ese momento tenía que llegar algún día, y aunque lleva años preparándose, el dolor que siente lo coge por sorpresa. No imaginaba que un solo cuerpo pudiera llegar a sentir tanto dolor, el dolor que millones de personas han acumulado durante todos esos años, no vividos, malgastados.

Y sabe que recordar va a ser aún más duro.

Y lo es. Por que todos esos millones de personas también recuerdan, y él recuerda con ellos. Recuerda cada minuto, cada segundo de todas esas vidas rotas. Los recuerdos son tan nítidos que le parece haber vivido cada uno de ellos. No lleva ni unos segundos despierto cuando ese dolor inmenso le hace perder el conocimiento de nuevo.

Es entonces cuando la propietaria de la voz que ha despertado a Francesc se acerca a su cuerpo inerte. Ella ya sabía que eso iba a ocurrir; nadie aguanta tanto dolor la primera vez. También sabe que tendrá que volver a las sombras de aquella habitación antes de que el chico se despierte. Sabe que Francesc no está preparado para el insoportable dolor que su belleza le provocaría. Por que Eva es terriblemente bella, tan bella que Francesc no podrá mirarla nunca.

“Ya te dije que nada podía ser demasiado infinito” Su voz se aleja, lentamente, perdiéndose junto al eco de sus pasos.