Flores
Se dejó caer en la cama, agotado y furioso. Su corazón se moría, lo sentía palpitar cual postrero esfuerzo de un moribundo en su afán desesperado de apresar una bocanada más de aire, un poco más de sangre, un último sentimiento… Se marchitaba todo su interior y no podía evitarlo, no había nada en su mano que pudiese hacer para frenar el deterioro y la putrefacción que éste conllevaría. Cerró los ojos con el deseo de poder caer en un sueño placentero, aunque fuera el último, y pensó en Víctor. La desesperación se tiñó levemente de ternura pero se hizo más honda. Ya no había esperanza para él, sólo le quedaba, una vez más, la muerte en vida.